Entierro celestial
Es inevitable para mi pensar en ciertas cosas que he aprendido en el mes de vacaciones. Y desde luego el tema que he elegido esta vez para referirme al mes de descanso puede parecer a muchos desagradable. Voy a intentar entonces tratarlo con cuidado.
Hace unas semanas deambulaba con mis compañeros de viaje por tierras tibetanas.
Tibet siempre suena como una palabra mágica. Un territorio sometido, pero con unas señas de identidad enormemente arraigadas. Posiblemente sea lo relacionado con su práctica budista lo que hace a sus gentes de verdad especiales.
De ellos se puede hablar por muchas cosas, todas curiosas. Por su afición al juego, por lo bellos que son a los ojos del occidental, por su sistema matriarcal que permitió a una mujer esposar a varios hombres... pero lo que más me impactó de su cultura fue ese rito con binomen contradictorio:
entierro celestial.Consiste en dejar primero el cuerpo del muerto varios días hasta que el alma se halla disociado completamente de su cuerpo. Según las creencias tibetanas, su alma volverá entonces a ocupar otro cuerpo de cualquier naturaleza. Después, un familiar transporta los restos hasta el lugar del rito, que suele situarse en lo alto de una montaña. Allí un hombre, el
rogyapa, será el encargado de despedazarlo. Entonces los buitres leonados llegan, atraidos por los sonidos de los cuernos, ...y dan cuenta de su carne. Minutos más tarde, el mismo familiar participará en la labor de desintegración, golpeando y mezclando lo que va quedando con el
tsampa, una harina de cebada que es la base de alimentación en esas tierras.
Al final no queda nada. Todo desaparece devorado por las aves...
La práctica de este rito es a nuestros ojos a la vez bonita y obscena.
Obscena porque consiste en descuartizar y hacer desaparecer un cadáver con un método rápido pero a la vez primitivo. Pero vuelvo a repetir: para nosotros, que habituados a otra forma de rituales mortuorios, en nuestra gente vemos esto como algo cercano a una práctica psicopatológica.
Por otro lado, es también bonita. Bonita porque no deja de ser romántica la idea de que tu cuerpo desaparezca delante de tus seres queridos, al mismo tiempo que otros seres vivos consiguen sacar provecho al alimentarse con ello. Es asumir completamente que el cuerpo, inanimado, no sirve de nada.
En la wikipedia en inglés hay una entrada sobre este tema. Allí se comenta que la escasez de combustible y la dureza del terreno hacen más complicados los enterramientos propiamente dichos o la cremación. Supongo que los estudiosos encuentran así una explicación física al asunto. En estas vacaciones creo haber aprendido a no valorar categóricamente los actos de otras culturas. Simplemente es una práctica diferente. Ni mejor ni peor, sólo diferente.
Por lo que tengo entendido, el gobierno chino evita a toda costa que los extranjeros lleguen a presenciar este tipo de prácticas, al considerarlas denigrantes y primitivas. Sin embargo son numerosos los testimonios de occidentales sobre esto.
Y casualmente, el domingo por la noche echaron en La2 un documental sobre el Tibet. Y en él filmaban todo el proceso, que era sobrecogedor.
Túnez 2006
Marruecos 2007
Paris 2008
Blogs amigos
Excesivo/
Chinochano/
Vane en el mundo/
Utopías del Hombre Muro/
Sí, cruzaron Norteamérica/
Las aventuras de Pablo y Libertad/
La foto diaria de Kastorr/
La foto diaria de Mons/
Zamanillo/
Enlaces
Mis fotos en Flickr/
Las de Muriel/
Couchsurfing.-El mundo es más pequeño de lo que imaginas /
Música diferente, la música do Bem /
Enlaces botánicos/