El dilema del prisionero
Desde hace un año o así, cada vez que cojo el Metro y hago en Cuatro Caminos el trasbordo linea 1 con
linea 6 (el interminable) me viene a la cabeza este dilema. Ahora, siempre bajo o subo en uno de los dos ascensores, para ahorrarme el rosario de escaleras mecánicas... El ascensor es grande, y tarda una buena treintena de segundos en recorrer las cuatro o cinco plantas que separan la líneas de superficie y la profunda circular.
Lo que me llama la atención es que
siempre, antes de que se llene el ascensor, alguien le da al botón de cierre de puertas,
siempre dejando en el andén, fuera del ascensor, a gente que intenta entrar. Para disculparle pienso: "no es consciente de que posiblemente mañana el que aprieta el botón se encontrará en la situación del que intenta colar la mano las puertas que se cierran".
Pero no, es el mismísimo
dilema del prisionero, que descubrí hace un año hojeando un libro del inigualable
Punset. Es un problema clásico de la teoría de juegos, curioso...
Si colaboramos, todos salimos beneficiados. Pero a la vez nos persigue el miedo a ser traicionados. Mmm...
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